Desde septiembre de 2020 la comunidad de Agronomía y sus barrios aledaños reclaman por la apertura del parque de 150 hectáreas que la Universidad de Buenos Aires mantiene cerrado bajo siete llaves. Se trata de una medida que va en contra de la salud de la/os habitantes porteños y de la política sanitaria aperturista para quienes necesitan retomar con urgencia lugares de esparcimiento y recreación, como solución frente a las restricciones iniciales producto del Covid-19. Pese a los reclamos, las autoridades de la UBA se muestran inflexibles y miran para otro lado.
En este caso el primer obstáculo lo puso la máxima autoridad de la Facultad de Agronomía (FAUBA), Marcela Gally, que llegó a ese cargo con el apoyo del rector Alberto Barbieri, luego de cumplir funciones como Secretaria Académica y Vicedecana de Rodolfo Golluscio (2010-2018). Al asumir, la primera mujer en llegar al decanato (2018-2022) aseguró al diario Página/12 que su mandato se enfocaría en ampliar la matrícula en áreas fundamentales como «la producción, el desarrollo y el cuidado del medio ambiente». Lo cierto es que ha sido tan celosa de su ecosistema político que para preservarlo decidió excluir a la comunidad que vive en el barrio. La pandemia fue la tormenta perfecta.
La Ciudad de Buenos Aires tiene 48 barrios oficiales en sus catastros pero existen otros con una vida propia menos conocida. El caso del barrio bautizado informalmente como “Guillermo Rawson” es uno de ellos. Se trata de un conjunto de viviendas pensadas para compartir espacios comunes inaugurado a mediados de la década del 30. Está emplazado entre la Facultad de Agronomía (FAUBA) y el Club Comunicaciones, y es uno de los pulmones verdes más importantes, con un parque inmenso, que en la actualidad está cerrado.
La historia reciente del Club Comunicaciones, creado en la misma época, terminó en la condonación de una deuda de impuestos a cambio de que la institución quebrada cediera parte de sus terrenos en 2017 para la realización de un paso bajo nivel sobre Av. Beiró que lleva el nombre de Gustavo Cerati. Por entonces, la actividad de la/os vecina/os impidió que la reforma del Código de Planeamiento Urbano (2018) propiciara que el club construya un estadio de 6 hectáreas con capacidad para 20 mil personas.
Vale recordar en el anecdotario del barrio que hasta 1951 allí vivió el célebre Julio Cortázar, el mismo que una década más tarde -radicado en París- escribió entre otras genialidades Rayuela. Nada es casualidad, hoy el barrio Rawson necesita un “tablero de dirección”, como ofrece el libro en su índice.
La/os habitantes buscan con urgencia encontrarle un rumbo a la pandemia por Covid-19 y hacer una vida más agradable con los cuidados necesarios. Sólo se requiere buena voluntad y predisposición para volver a abrir los parques a la comunidad.
Si la iniciativa parte del gobernador Horacio Rodríguez Larreta, la decana de la Facultad de Agronomía (FAUBA) Marcela Edith Gally, el rector Alberto Barbieri y/o todo el Consejo Superior de la UBA es lo de menos importante. Porque no se trata de una decisión compleja quitar los cerrojos al parque. Es más, al recorrer los nombres de los funcionarios universitarios aparece una larga lista de históricos apellidos que vienen desarrollando tareas diversas desde los años de Oscar Julio Shuberoff -rector durante 14 años desde el retorno a la democracia-, por tanto, tipos como Juan Pablo Más Vélez -actual vicerrector y ex Stario. General-, conocen todos los recovecos administrativos para facilitarle al barrio un recurso tan necesario en estos tiempos de calor, además de tratarse de un lugar para estirar las piernas y caminar frecuentado por la/os vecina/os desde hace años.
En el devenir de la FAUBA hubo intentos para restringir el acceso al parque según los cambios de humor de la gestión en la Facultad, pero el running, los encuentros entre amigos o paseos con mascotas siempre se mantuvieron.
La cosa viene lenta frente a los reclamos. Como no se trata de un polo gastronómico ni de un territorio dispuesto al loteo para proyectos que generen ingresos inmediatos, las autoridades del Gobierno de la Ciudad tampoco prestan atención a los pedidos de la/os vecina/os autoconvocada/os. De hecho, a diferencia de otras zonas de la ciudad a las que se les da mayor impulso inmobiliario no se arreglaron la veredas ni adaptaron los caminos con circuitos para realizar ejercicios.
Ocurre que la Secretaría de Transporte y Obras Públicas prioriza la realización de trabajos de borde, esos que se ven de costadito, al pasar con el auto para maravillar la mirada sobre la gestión y fidelizar votos. Pero el barrio queda medio escondido detrás de la avenida San Martín. Lo cual lo convierte en una zona muy pintoresca y única, de escaso tránsito y con habitantes que disfrutan de una vida distinta, en parte gracias a los espacios verdes de la FAUBA.
Hay un dato clave para resolver el problema del acceso: el signo político del gobierno porteño y el de las autoridades de la UBA pertenece a la misma coalición. El Pro (bloque Vamos Juntos) y sus aliados de la Unión Cívica Radical (bloque UCR Evolución) votan lo mismo, mientras los radicales manejan esa institución desde 1983, y comparten un mismo horizonte político que es dominar la Ciudad. Si quisieran resolver el problema respetando la autonomía universitaria lo harían de inmediato.
De hecho, el vicedecano de Económicas y diputado nacional Emiliano Yacobitti es un histórico dirigente que podría levantar el teléfono de Barbieri para que el actual rector y ex decano de esa Facultad acelere los procesos. Incluso del otro lado de la cantera radical se encuentra en la legislatura porteña Juan Francisco Nosiglia, hijo del poderoso operador político Enrique «Coti» Nosiglia, quien también podría tomar cartas en el asunto. En otras palabras, los dos sectores en pugna que dominan la UBA desde hace décadas cumplen funciones legislativas.
Vale destacar que la zona de Agronomía tampoco es un lugar turístico, así que la Policía de la Ciudad brilla por su ausencia. Ese es otro de los argumentos para mantener el predio vedado a la comunidad a pesar de que ésta lograra que la comisaría de la zona pusiera una consigna en la puerta de acceso de San Martín y Nogoyá para garantizar la seguridad.
Mientras tanto la/os referentes de la UBA con quienes se comunicaron la/os vecina/os responden siempre con el cuento de la buena pipa. La respuesta institucional es la falta de recursos para mantener los espacios de investigación y estudio “seguros” del eventual daño que le causen las visitas, lo que en el fondo muestra la intención de convertirlo en un campus privado al estilo de la Universidad de San Andrés o la Austral. Sólo para la/os elegida/os y sin recordar que se trata de un parque y de una unidad académica financiada con fondos públicos.
El peor acto delictivo por parte de la comunidad fue armar junto a los integrantes de la casa de altos estudios una huerta súper rica en variedades de legumbres y hortalizas, y contribuir a que Agronomía siga siendo una de las principales reservas naturales de CABA.
Pero lo cierto es que la política de apertura para el ciclo lectivo 2021, en febrero próximo, prevé sólo el acceso de estudiantes, docentes y personal no docente.
Como dijimos, Guillermo Rawson es quien le da nombre al complejo urbano. En este momento se está revolviendo dentro de su tumba por la incapacidad de la conducción actual para desarrollar políticas sanitarias acordes a las necesidades de la sociedad. Rawson no era un revolucionario sino un médico higienista que llegó a ministro del Interior en tiempos de Mitre, y entre otros logros impulsó la creación de la Cruz Roja Argentina.
Así las cosas, la/os vecina/os del barrio Rawson se encuentran ¡atrapada/os en libertad! pero ahora ya no lloran y están haciendo un test para abrir el espacio. Conformaron el colectivo ¡Agrono de todxs! un grupo autoconvocado sin sesgos partidarios que desde hace largo rato reclama la apertura del Parque Agronomía a la Universidad de Buenos Aires y el gobierno porteño, por tratarse del tercer pulmón verde de la Ciudad.
El parque tiene 150 hectáreas, el título de propiedad lo tiene la Facultad de Agronomía (FAUBA), por un singular decreto en tiempos del interinato de José María Guido.
A comienzos de diciembre la comunidad realizó un abrazo simbólico para solicitar la reapertura. Como no les dieron bola crearon un petitorio que puede encontrarse en el Instagram @agrono_de_todxs. También se los puede buscar en Facebook bajo el usuario @Agronomiaesdetodos (Colectivo Agronomía Abierta), aunque lo ideal sería verla/os en el parque, con las plantas, los pájaros y el bello predio que mantienen vivo la/os estudiantes universitaria/os.

Cayó de la universidad pública al mejor oficio del mundo. Periodista y Licenciado en Comunicación Social. También es Magister en periodismo y docente de grado y posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Juntó horas nalga en Tres Puntos, Argenpress.info, Radio UBA y la Agencia Télam. Cuando lo dejan publica maldades en Página/12 o en algún medio digital cojonudo como PostPeriodismo.
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