Desde el año 2000, todos los 25 de noviembre se conmemora el Día Internacional contra la Violencia de Género. No pocas organizaciones feministas suelen realizar acciones para dar visibilidad a luchas repletas de injusticias, las cuales han permitido una ampliación de derechos lenta y progresiva. Lo cierto es que la Violencia contra la Mujer sigue siendo una constante a erradicar en todo el mundo, y la política continúa en deuda con hacer valer los Derechos Humanos en su plenitud.
Ilustraciones: Gentileza de Ro Ferrer @roferrerilustradora
También se cumplen 25 años de la Conferencia de Beijin, el encuentro que puso en la agenda global la responsabilidad de los Estados por resolver estas formas de violencia solapadas en sociedad machista, y 5 años del primer Ni Una Menos, que vistió las calles de verde, con cientos de miles de pibitas (y no tanto) que tomaron la calle y la palabra para decir: ¡Basta!
Así la violencia obstétrica, los noviazgos violentos, la discriminación laboral, el acoso callejero y la disparidad en ámbitos políticos han tomado mayor visibilidad pública. En 2018, el Congreso sancionó la Ley Micaela, que estableció un programa nacional de capacitación institucional en “Género y Violencia contra las Mujeres”, destinado a toda/os la/os funcionaria/os pública/os que integran los diferentes niveles del Estado. Y en septiembre pasado un decreto presidencial estableció el cupo laboral travesti trans del 1% en el mismo sector, lo cual es un avance pero que sólo tapa el sol con el pulgar cuando se trata de una población en riesgo obligada a la prostitución por discriminación, y cuya expectativa de vida no supera los 40 años.
De esta manera seguimos encontrando disparidad por donde se mire. Se observa en los salarios por una misma jerarquía laboral dentro del ámbito privado, o en comunidad científica donde hay mayor perspectiva de crecimiento profesional entre varones. También existen asimetrías similares en los partidos políticos con privilegios naturalizados como parte de una mística social. El caso extremo es dentro del mundo sindical donde las mujeres suelen ocupar espacios periféricos.
En el mundo académico ese “techo de cristal” tiene un tope del 30%, según explican Lucía Martelotte y Gina Labanca, de ONU Mujeres Argentina, en una nota reciente de la Revista BCN, editada por la Biblioteca del Congreso.
Por su parte, para la Organización Mundial de la Salud (OMS) los datos y cifras sobre violencia de género revelan que gran parte de los casos ocurren en ámbitos domésticos con maltrato físico, psicológico, y, principalmente, con el resultado final de la violación. Según la OMS una de cada tres mujeres en el mundo ha sufrido violencia sexual de alguien cercano.
Padrones y patrones históricos
Existen diversos relevamientos, por lo general los números son constantes: una mujer muere cada 36 horas en Argentina, en manos de un hombre que suele ocupar el rol de novio o marido, además de otros crímenes agravados por la condición sexual. El Observatorio “Lucía Pérez” elaboró para este 2020 un padrón histórico de los últimos diez años, con un registro de 1619 casos.
Conforme la agenda de Beijing, la violencia doméstica debe ser el principal foco a tener en cuenta por quienes diseñan políticas de prevención. Pero esto no alcanza, las mujeres y niñas muertas por abortos clandestinos, desapariciones o travesticidios son parte de una realidad compleja, que necesita respuestas inmediatas.
Desde este 25 de noviembre hasta el 10 de diciembre ONU Mujeres lanzó la campaña 16 Días de activismo contra la violencia de género, bajo el lema “Pinta el mundo de naranja: ¡financiar, responder, prevenir, recopilar!”, esta vez tendiente a asegurar servicios esenciales para las sobrevivientes de la violencia de género agravada por el confinamiento de coronavirus. La misma forma parte de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, que sirven como estándar ideal combatir la maldad en el mundo y cuyo punto 5 es la Igualdad de Género.
Por casa la situación es prometedora. El Poder Ejecutivo nacional lanzó nuevamente el proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), que ingresó por la Cámara de Diputados a mediados de noviembre. El mismo despenaliza y legaliza el aborto en las primeras 14 semanas de gestación, y amplia ese plazo cuando entre en riesgo la salud o la vida la mujer, o se trate de una violación. También evita las trampas legales para que las niñas menores de 13 años puedan realizarse un aborto sin dilaciones, y establece otros mecanismos de consentimiento en casos de adolescentes entre 13 y 16 años, considerando a las mayores de esa edad con plenitud para dar su consentimiento.
Esperemos que esta vez el Senado no meta la cola, como ocurrió en 2018. De momento existe una suerte de paridad en los votos, en tanto el legislador y ex gobernador tucumano José Alperovich sigue en uso de licencia tras una denuncia de abuso sexual de una sobrina. El caso investigado inicialmente por la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres (UFEM) no tuvo avances significativos en la Corte Suprema, que a un año de la noticia no definió si el expediente avanzará en los tribunales de Tucumán o los de Capital Federal, dado que la denuncia fue radicada en ambas jurisdicciones.
Cabe señalar que la fecha del 25 de noviembre recuerda a las hermanas Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, secuestradas, torturadas y asesinadas en 1960 por el dictador dominicano de Rafael Leónidas Trujillo.
También que estamos algo entrados al siglo XXI y que por momentos pareciera que la Justicia y parte de la casta iluminada que dice representar al pueblo en la Cámara Alta, se vuelve sobre la nuca para impulsar la restauración del medio evo y perseguir los actos de fe del inquisidor Tomás de Torquemada.
A Juana de Arco la hicieron quemar, porque era mujer. La violencia de género existe desde siempre y continúa circulando por las entrañas del poder, hoy bajo formas de violencia política disimuladas.
Según el índice mundial de paridad de género elaborado por Statista, con datos del Foro Económico Mundial sobre un recorte de 153 países, el nuestro aún se encuentra lejos de ocupar los primeros lugares.
Cayó de la universidad pública al mejor oficio del mundo. Periodista y Licenciado en Comunicación Social. También es Magister en periodismo y docente de grado y posgrado en la Facultad de Ciencias Sociales (UBA). Juntó horas nalga en Tres Puntos, Argenpress.info, Radio UBA y la Agencia Télam. Cuando lo dejan publica maldades en Página/12 o en algún medio digital cojonudo como PostPeriodismo.
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