Hoy quiero compartirles un ejercicio de meditación en el que la respiración cumple un rol fundamental para garantizar, a la vez, la concentración y la relajación del cuerpo y la mente. A continuación, les dejo los fundamentos de la misma y los pasos para lograrla.
👉 ¿Cómo funciona la mente?
Nuestra cabeza está siempre activa, saltando de un pensamiento a otro y de una emoción a otra. Para lograr pensar “con nuestro interior”, desde el corazón, con seguridad y claridad, es necesario borrar ese torbellino de pensamientos que constantemente “vienen” a nuestra mente.
Para que se entienda mejor, me gusta mucho usar este ejemplo: si uno quiere cruzar la calle un día de niebla, no hay nada físico que uno haga que pueda ayudar; lo recomendable es esperar, con paciencia y tranquilidad, hasta que el fenómeno desaparezca por sí solo. La niebla es como nuestros pensamientos, que nublan la paz de la mente e impiden lograr una total relajación y estado de tranquilidad. En cambio, cuando uno se encuentra relajado, en silencio y en paz, puede ver lo más profundo del alma y, así, la conciencia se expande.
👉 ¿Por qué meditamos?
El objetivo de la meditación es dejar descansar nuestra mente por un momento, liberar emociones y pensamientos con tranquilidad y calma. En otras palabras, es esperar a que esa niebla espesa de ideas se disuelva y poder, de este modo, mirar nuestro espíritu interior.
En general, no estamos acostumbrados a controlar el torrente de pensamientos que aquejan nuestra mente. Por eso, al principio de toda meditación es muy probable que uno se sienta frustrado, enojado y con dificultad de concentración en “no pensar”. Estos son, a su vez, otros pensamientos que se interponen en el camino de la meditación y hay que dejarlos ir.
👉 ¿Cómo meditar?
Una forma básica y muy efectiva de meditación es a través de la concentración en la respiración.
Para lograrlo, sugiero los siguientes pasos, que son simples, sencillos y fáciles de implementar:
- Buscar un lugar tranquilo en donde poder tener unos minutos sin interrupciones.
- Sentarse en una posición cómoda (en una silla o en el piso) con la espalda erguida.
- Colocar las manos en los muslos, con las palmas hacia arriba.
- Cerrar los ojos y observar la respiración: prestar atención a la forma en la cual el aire entra y sale del cuerpo sin control. Es importante, en este punto, observar los cambios sin resistencia y sin anticiparse.
- Al escuchar un sonido del ambiente o sentir que un pensamiento comienza a aparecer en la mente, llevar la conciencia hacia la respiración y, fundamentalmente, no enojarse o fastidiarse y desconcentrarse por esto.
- Por último, se puede agregar un mantra (un sonido a repetir internamente) al proceso de meditación. Uno que recomiendo bastante es «so-ham» (que se pronuncia “so-jam”): al inhalar, el sonido es «so» y al exhalar el sonido es «ham».
Van a ver que, de este modo, la respiración se irá tranquilizando lentamente y así también la mente.
Disfruten de una buena meditación y ¡buena vida!
🌿 Sami Lorenzo ofrece prácticas gratuitas durante esto tiempos de Covid-19 y también prácticas de yoga particulares para quienes deseen un interactuar y avanzar en diversas experiencias. Mandale un DM o señales de humo, pero siempre contesta rápido por Instagram.
Instructora de yoga y meditación, con 7 años de experiencia, enfocada en vinyasa, hatha, yogaterapia, yoga prenatal y meditación. También estudió Diseño Gráfico (UBA) y ejerció durante 10 años esa profesión; pero la vorágine de la sociedad actual la hizo darse cuenta de que su vida tenía como premisa otra filosofía, acercándose día a día al yoga. Comenzó sus estudios en Ananda, y terminó graduándose como Maestra.
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