“Textos para Alberta”, la segunda temporada va de la Alberta 11 a la 20. Alberta sigue bajo la lupa del Análisis de crisis comunicacional los cambios, los aciertos y los «pifies», todo en pocas líneas. En esta entrega el autor pone la lupa sobre los ocho discursos oficiales, en donde observa un predominio del tono «docente». Por supuesto, no podemos olvidar las «filminas» ni que Alberta es profesor en la UBA. Unas grageas de análisis para la reflexión que en mayo empezaron a correr por whatsapp, bajo la mirada atenta de Dardo Fernández.
La primera saga completa la podes encontrar en Textos para Alberta (Temporada 1)
El capítulo anterior, Alberta 15, en este enlace.
Alberta 16
En Textos para Alberta 15, al presentar los tipos de discursos en el Mundo que se ensayaron (guerreristas, docentes, empáticos y negacionistas) dejamos sin responder una pregunta que los lectores atentos a lo mejor se formularon: ¿y el de Alberta en qué tipo de discurso clasificaría? El tema es polémico y los lectores tendrán sus propias impresiones. Luego de recorrer ocho discursos oficiales sobre la pandemia me inclino por la categoría de “docente”. Claro que a los discursos lo hacen seres humanos con sus subas y bajas, con contextos cambiantes y además Alberta ha improvisado más de una vez.
Fue guerrerista y cambió. Pero… En casi todos los discursos de marzo y hasta mediados de abril incurrió en alegorías “guerreristas”. Como por ejemplo, el 29 de marzo, declaró la “guerra contra un ejército invisible que nos ataca en lugares que no pensamos” (Ver Alberta 6). A mediados de abril abandonó el lenguaje de “macho alfa” definitivamente y no repitió que el virus fuera un “enemigo” al que debemos “controlar”. Por eso sorprendió que el pasado 26 de junio dijera “el virus es un enemigo difícil”; y que hay que darle “batalla” hasta “derrotarlo”.
Fue docente pero se enoja. En el Alberta 4, dijimos: “El estilo ‘serio’ del Presidente, y su tono docente, tranquilo más un timbre de voz ‘apagado´ son enormes ventajas a la hora de comunicar porque no requiere impostar, lo dice naturalmente. Genera por pasajes de ‘empatía’”. A diferencia del discurso frío y racional de Ángela Merkel (Ver Alberta 15), el presidente argentino ha tenido pasajes donde se muestra “molesto”, es como se dice en la jerga política “un calentón”. El Conductor, como Dios no puede bajar a la Tierra todos los días, porque los Hombres le discutirían todo, y no faltaría alguno que quisiera reemplazarlo, decía jocoso el general Perón.
Negacionista nunca fue. Si los discursos de Alberta tienen varios huecos o defectos, el tiempo le reconocerá al mandatario que hubo un error que cometieron otros de sus pares en el Mundo, que el argentino supo evitar con habilidad y sabiduría. El Presidente nunca negó la gravedad de la pandemia, ni adhirió a teorías que circularon por entonces acerca de que se trataba de una maniobra internacional o una conspiración pasajera.
Cuando se declaró la pandemia en el Mundo, al Hemisferio Norte le quedaba un mes de invierno que atravesar y la fría primavera en varias capitales europeas. Pero en el Hemisferio Sur aún no había concluido el verano y faltaba todo el otoño y el invierno. Conclusión: Wuhan en China hizo tres meses y tres semanas de aislamiento preventivo y obligatorio. Argentina el 17 de julio romperá esa marca de restricciones al menos en el principal conglomerado urbano de su país y dos o tres regiones más. Y la primavera está lejos. Y el virus se sigue extendiendo pero las reservas anímicas de esa población se agotan ante un hecho que le trastocó la vida misma. Y ya sabemos que Dios no puede bajar a la Tierra. Pero ¿Cuál es la naturaleza del gobierno de Alberta? ¿Para qué fue elegido? Y si el contexto histórico le ha sido tan desfavorable… ¿Cuál sería su misión? Tal vez después del 17 de julio encontremos una respuesta. O no.
Fue el fundador del site Diario sobre Diarios (DsD) que lo dirigió durante 13 años. Once años en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP no le bastaron para dar clases de “crisis” en Comunicación. Y ahora insiste con estas líneas. Si jugara su “Boquita” se sentiría mejor. Es zarateño pero vive en Banfield, o sea que esta hasta las manos con la cuarentena. Amante de los buenos vinos; la lectura y las empanadas tucumanas.
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Dardo Fernándezhttps://postperiodismo.com.ar/author/dardo-fernadez/
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