“Textos para Alberta”, la segunda temporada va de la Alberta 11 a la 20. Unas grageas de análisis para la reflexión que en mayo empezaron a correr por whatsapp. En esta entrega, Dardo Fernández analiza los discursos de diversos mandatarios a 7 meses de iniciada la pandemia. Guerreristas, Docentes, Negacionistas, Empáticos y, como siempre, Alberta bajo la lupa del Análisis de crisis comunicacional los cambios, los aciertos y los «pifies», todo en pocas líneas.
La primera saga completa la podes encontrar en Textos para Alberta (Temporada 1)
El capítulo anterior, Alberta 14, en este enlace.
Alberta 15
Tal vez porque la pandemia tomó por sorpresa a todos los gobiernos del Mundo, y las tibias advertencias de la OMS nunca fueron escuchadas, los presidentes, primeros ministros y mandatarios de países bien distintos reaccionaron como pudieron ante semejante catástrofe sanitaria. Siete meses después del primer brote en Wuhan (China) se podrían agrupar los discursos presidenciales en cuatro categorías[1].
Los discursos guerreristas. Varios mandatarios creyeron ver en el virus a un “enemigo” al cual había que declararle la “guerra” y dar muchas “batallas” hasta “vencerlo”. El español Pedro Sánchez y el francés Emmanuel Macron fueron duramente criticados por los medios de comunicación locales por ese enfoque “guerrerista”, de ser los “machos alfa” del momento. Ambos coincidieron en hablarles a sus compatriotas, y advertir que la respuesta la debía dar la Unión Europea. Macron cambio el eje “de guerra” de sus primeras apariciones por un modelo más parecido al de su amiga la alemana Merkel. Sánchez lo sostuvo en sus comparecencias con un tono formal, indirecto y escrito que fue motivo de burla entre los “millennials”.
Los discursos docentes. La canciller Ángela Merkel se convirtió a principios de año en el paradigma de la comunicación posible ante la pandemia. Su estilo directo, racional, su mirada europeísta, diciéndole a los alemanes que “el 70 por cierto se va a infectar” y que el virus iba a persistir por varios meses (hasta octubre precisó). “Esto va en serio” dijo la mandataria, a la cual la prensa española trató de ser tan simpática como una “ameba”. Sin embargo logró que los alemanes dijeran “si mami lo dice es así” o “mami sabe”. Hizo la cuarentena y se comunicó desde su casa, sin quejarse, aunque dijo en algún momento que “fue duro”. Generó empatía poniendo a su gobierno a comunicar y transparentar todas las medidas de contención por la crisis económica y social. Fue directa: “Por supuesto que volveremos a disfrutar de todas las libertades de las que nos sentimos orgullosos”. El enunciador no fue la funcionaria. Cuando Merkel hablaba lo hacía muchas veces con un “nosotros, los alemanes”.
Los discursos empáticos. El gran hallazgo de la pandemia y la semántica han sido las mandatarias feministas, jóvenes mujeres, millennials, que -en algunos casos- la emergencia sanitaria las encontró con pocos días en el Ejecutivo. Ellas son: Tsai Ing-wen (Taiwán) la primera en destacar la condición de resiliente de su pueblo; Jacinda Ardern (Nueva Zelanda), el eje fue la “felicidad” de su pueblo y que la pandemia no afecte al “bienestar”; Katrín Jakobsdóttir (Islandia) su sencillez e hiperactividad en las redes fue clave para mantener a la isla confiada en su mando femenino; Sanna Mirella Marin (Finlandia) la primera presidenta millenialls, ecologista y feminista se mostró descontracturada y activa pues asumió su cargo y se desató la emergencia; Mette Frederiksen (Dinamarca) famosa por hacer comunicaciones por diversos soportes como los niñes en plena pandemia para explicarles qué estaba pasando. Su idea genial fue copiada por otros mandatarios en todo el Mundo. Y finalmente, Erna Solberg (Noruega) que imitó a su vecina pero incluyó en su campaña comunicacional a los jóvenes youtubers. Para muchos medios de comunicación del Viejo Continente, estas mujeres con sus propias identidades feministas no apelaron ni al alarmismo, ni al guerrerismo ni al oportunismo. Fueron humanistas.
Los discursos negacionistas. Básicamente aquí se pueden agrupar a los mandatarios que desde el comienzo negaron que la pandemia vaya a impactar en su país; relativizaron la posibilidad del contagio o atribuyeron todo a una conspiración internacional. Desde el presidente Donald Trump (EEUU); pasando por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador; el brasileño Jair Bolsonaro y hasta el nicaragüense Daniel Ortega incurrieron en la más grave de todas las acciones: negar la crisis y la emergencia. Cuando ocurre eso mueren más personas. De signos partidarios e ideológicos bien distintos coincidieron en un conjunto de necedades que ya se sabe, a veces sirven para llamar la atención. Imposible dejar pasar ciertas improntas “machistas” del grupo de mandatarios negacionistas. Y la religión estuvo presente en los enfoques de López Obrador y Ortega.
Para Alberta. Ninguno de los presidentes aquí mencionados usó gráficos en sus discursos para explicar la situación sanitaria; no compararon con otros países. Algunos para darle jerarquía prometieron encontrar soluciones regionales o continentales cooperando en la respuesta. En general hablaron solos/as ante la cámara (leyendo en pantallas o papeles) y los menos, improvisando.
[1] Varios de los discursos analizados se encuentran en YouTube. El País de España es quien más ha prestado atención a los discursos presidenciales en el Mundo, tal vez por las fuertes críticas que ha recibido Sánchez.
Fue el fundador del site Diario sobre Diarios (DsD) que lo dirigió durante 13 años. Once años en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la UNLP no le bastaron para dar clases de “crisis” en Comunicación. Y ahora insiste con estas líneas. Si jugara su “Boquita” se sentiría mejor. Es zarateño pero vive en Banfield, o sea que esta hasta las manos con la cuarentena. Amante de los buenos vinos; la lectura y las empanadas tucumanas.
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Dardo Fernándezhttps://postperiodismo.com.ar/author/dardo-fernadez/
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